domingo, 26 de mayo de 2013

Marsh Mallows, o lo que es lo mismo nubes, espumas, malvaviscos...



  De cría no acostumaba a comer chuches, porque la gran mayoría, "no me gustaban" : con los años me he dado cuenta que cuando decía eso, en realidad era porque me sentaban mal (dolores de tripa, visitas al baño...) así que mientras mis "compis de cole" eran auténticos expertos pese a su corta edad en toda clase de golosinas, yo simplemente me premiaba -muy de vez en cuando- con alguna piruletas Fiesta, chupachúps Koyak (de coca cola, mis favoritos), Fresquitos y Risi (gusanitos). Ya está, ahí empezaba y terminaba mi mundo de chuches, o almenos las que "me gustaban".

  Nunca me llamaron la atención más allá de esa experiencia infantil, hasta ahora: desde que he descubierto que puedo comer de todo siempre y cuando sean productos "sin", estoy rescatando placeres olvidados, y hoy le ha tocado el turno a las chuches, en concreto, algo que me quedó por disfrutar de cría: las marsh mallows o nubes.

  Evidentemente no las compraré a granel por el tema de la contaminación cruzada blabla pero ¿para qué? si en cualquier supermercado te las venden en bolsa, super bien etiquetaditas y por tanto, seguras.

  Y aquí os traigo varios ejemplos: las Marsh Mallows de Miguelañez, las Finitronc de Fini y las Gominolas de la marca blanca Bon Preu.

  Dejando a un lado el aspecto más o menos fiel a las originales americanas, lo único a destacar es la composición de cada una, y paso a explicarme: dado que son "gominolas", ya sabemos que su contenido en azúcar será alto, a parte de otros ingredientes por lo pronto poco saludables para la salud (colorantes, espesantes, grasas hidrogenadas o no, aromas...), de modo que no conviene abusar de ellas, más bien comerlas como capricho ocasional, porque de hecho tienen poco valor nutricional más allá de unas calorías rápidas.

  Me decidí por las Gominolas de Bon Preu, una vez más, porque su etiquetage me sedujo: Sin huevo, Sin Lácteos, Sin Gluten, y entre sus ingredientes, jarabe de glucosa, fructosa, almidón de maíz y como colorantes, todos de procedencia vegetal, ninguno sintético.
  No he comprado (todavía) las de Miguelañez, pero el etiquetaje es igualmente seductor, porque tampoco contienen derivados lácteos.

  Entonces, ¿y de sabor?
Qué puedo deciros, no recuerdo el de las pocas marsh mallows que comí de cría, pero no creo que difieran mucho de cualquier otro malvavisco, y a mi éstos, me sabieron a gloria.



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